miércoles, 18 de septiembre de 2013

Y sí, puede que lo eche de menos.

Y si, se ha acabado el verano. Probablemente uno de los mejores veranos de tu vida. Y no vas a parar de tuitear lo bien que lo has pasado, tus fotos en bikini y gafas de sol con la playa de fondo, tus salidas nocturnas hasta que acabes desayunando. Y si, puede que haya sido un gran verano, puede que lo eche de menos. Pero no tanto como a ti. A ti y a mi. Juntos. No acepto un tú solo. Eso no. Yo lo que echaré de menos serán nuestras risas. Juntas. Y lo peor de todo es que nunca, nunca más, van a volver. Ni los besos salados. Ni los vestidos cortos. Ni el verano. La gente cree que volverá, que ilusos, ¿no? Un verano así no se va a repetir, y mirarás el siguiente verano como si fuera a ser aun mejor y resulta que te acaba decepcionando. Que nunca volverá ese verano. Ya llegará otro distinto, igual mejor, pero a su manera.
Y sí, puede que este haya sido un buen verano.
Y sí, puede que lo eche de menos.

lunes, 1 de julio de 2013

Jugando a vivir juntos

Quiero que me cojas, que me abraces, perder la cuenta de la suma de tus besos y los míos. Quiero que me hagas enfadar, girarme al lado contrario de la cama, pero volver rápido a tu lado por el miedo a que te separes un milímetro. Quiero que bajes a por comida y esperarte con la mesa puesta.

Quiero despertarme y verte mirándome. Y esconderme y reír y sonreír y ser feliz y juntarme más a ti. Y no querer pensar en lo que ha pasado, ni lo que pasará.
Solo pensar en el momento
                                           de tenerte
a mi lado.

jueves, 20 de junio de 2013

La voz a ti debida

"Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.

Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte yo solo."

- La voz a ti debida de Pedro Salinas

sábado, 8 de junio de 2013

Esos días de no parar de no hacer nada.

Esas ganas de acabar todo y que empiece lo bueno, lo mejor. Esas tardes que llegan a noches y, quizás hasta mañanas. Esos días de no parar de no hacer nada. Esa sonrisa tonta que se me queda. Esa sed de tus labios. Esas ganas de llorar cuando no estás cerca. Que yo solo quiero acostarme tarde por ti. Que yo solo quiero despertarme tarde contigo. Que si te vas, joder, no lo hagas nunca, no me puedo imaginar sin ti, en serio. Quiero que me cojas por detrás y me digas al oído cuanto me quieres. Quiero darte la mano. Quiero abrazarte. Déjame mirarte y pensarte y soñarte. Déjame dormir contigo, o no. Déjame comerte esa sonrisa. Déjame acurrucarme bajo tu brazo. No sé. Quiero que no te separes de mi. Porque te quiero y punto.

Esas ganas de que sea el mejor verano del mundo. Y sé que lo va a ser. Junto a ti.

miércoles, 29 de mayo de 2013

No hay nada más que nada.

Esa mañana había un gato negro de ojos verdes que se la quedó mirando. No sabía si cruzar por delante de ella y hacerla pasar el peor día de su vida o quedarse ahí, quieto, mirándola, persiguiéndola por las calles de Madrid. Ese día algo sintió, algo que no supo lo que era hasta que se fue a dormir. Ese día recibió un mensaje, de él. No sé si tenía ganas de reír o de llorar. No sé si mirar por la ventana en ese instante fue idóneo o no. Podría haberse puesto los cascos y escuchar música que la trajera recuerdos, o también podría haber leído el libro que la prestó. Pero no, solo miró por la ventana de su habitación llena de fotos que quizás debería haber quitado ya. Pero en ese instante en el que ella miró, se dio cuenta de que el gato negro de esa mañana le sonrió.
Y es que hay veces en el que por mucho que las cosas no te gusten, son así. Y tienes que seguir su curso, son ellas la que te dirigen hacia donde tú quieras llegar. Hay veces en las que la suerte está de tu parte, aunque parezca que no. Hay veces en las que el destino quiere que las pases putas para que veas que ha merecido la pena.
"Solo le doy al play y hay ruina en mi ventana". 

lunes, 15 de abril de 2013

Simplemente vienen solas.


Hay cosas que no se pueden elegir. Simplemente vienen solas. A veces gustan a todo el mundo, y otras veces no. A veces son necesarias para ti, y otras veces son tan innecesarias como una piedra. Vienen y van, como las olas del mar. Vienen y van miradas. Vienen y van suspiros. Vienen y van esos ojos que tanto me gustan, que ojala no se fueran nunca. Pero no todo es coser y cantar. Por el simple hecho de pestañear las cosas no van a cambiar.
Como que no siempre es ganar. Como que a veces piensas que has perdido, pero en realidad has ganado. Es una cosa extraña. Yo me entiendo, o puede que no. ¿Que mas da? Nada tiene sentido ni aqui ni alli. Ni ahora ni después  El sentido se lo das tu. Y si piensas que tiene todo el sentido del mundo llorar por un chico que suda de tu cara, lo tiene y punto.

sábado, 9 de febrero de 2013

Hoy ya es ayer y ya estás en mañana sin darte cuenta.

Suena el despertador a las 8, como siempre. Cereales y zumo de naranja para desayunar, como siempre. Empiezan las clases de la mañana, recreo, más clases, comida, más clases y a estudiar. Cenar, ordenador, ver un rato la televisión y a dormir. Ese es mi día a día. No ocurre nada en especial, nada especialmente raro. Ni una chispa que me haga pensar que no es todo los días lo mismo. Un pequeño saltito, que hace que te olvides de algunas cosas, un tal señor Fin de Semana. Es curioso, a lo que te dedicas en ese ratito es a pensar que queda poco para que empiece otra vez la rutina, que, al fin y al cabo, pertenece a ella.
Y, al parecer, no soy la única a la que le pasa esto. Que parece que estamos todos encerrados en una rutina infinita. Uno no se acaba de dar cuenta de que los días pasan, que no se repiten. Hoy ya es ayer y ya estás en mañana sin darte cuenta. Me gustaría ser capaz de cambiar algo. Pero no cambiar la hora del despertador, o la marca de los cereales. No. Cambiar algo importante, algo grande. Cambiar el mundo. Eso es lo que quiero. Salvarnos a todos de esto que nos tiene atrapados. Aunque a la gente le gusta sentirse atrapada por la rutina. No le importa que sea todo siempre igual, porque, si le importara, algo habría cambiado, digo yo.

sábado, 26 de enero de 2013

Que todo o nada, chica, pero no a medias.

Pues nada chica, flipando contigo. Que ya me da igual, que si no me quieres, no lo hagas. Que si te la sudo completamente no seas tan falsa como para intentar seguir siendo amigos. Que me tienes aquí llorando en mi habitación por otra putada de las tuyas. Que no puedo más, que todo o nada, chica, pero no a medias.
Pero, como siempre, algo consigue arreglarlo, ¿será mi puto orgullo o el tuyo? No lo sé. Yo solo se que te quiero. También sé que soy bipolar. Y ninguna de las dos cosas puedo evitarlas.

sábado, 12 de enero de 2013

Cuando pequeños detalles me hacían feliz.

¿Que si soy feliz dices? Claro. ¿No? Así es como debe ser, ¿no?
Ahora que lo pienso, ¿soy feliz? ¿soy la misma de antes? ¿sigue todo igual? No, no y no. ¿Lo echo de menos? Sí y mil veces sí.
No estoy muy segura de ser feliz en este momento. No como antes, desde luego. Echo de menos esas reuniones de amigas que no tenían fin. Echo de menos poder decir que tenía por lo menos 5 en quien confiar. Ya no me puedo fiar ni de mi sombra. Puede que ya no sea esa estúpida niña que vivía con una sonrisa en la cara y que iba dando saltitos, emocionándose por cualquier tontería. Y sí, eso es lo que principalmente echo de menos. Cuando pequeños detalles me hacían feliz, una piruleta, un peluche, algún sugus azul. Pequeños detalles me siguen haciendo feliz, sobretodo las sorpresas. Lo que pasa es que me hacen falta ese tipo de detalles. Que me despiertes con un beso y un 'buenos días, princesa' en persona. Se diría que echo de menos cosas que nunca han pasado, ¿es eso posible? No lo sé. Aunque tampoco me importa.
Puede que parezca que viva en un mundo de colores donde soy feliz, donde todo el mundo es feliz, pero ¿sabes qué? Que esto no es así. Que no todo el mundo puede hacer lo que le da la gana y, lamentablemente, lo hace. Pero, ¿sabes qué? Que ya me la suda todo, quien quiera escucharme que me escuche, y quien no quiera, que no lo haga, pero que no me escuche ni ahora ni después, que no me escuche nunca.
Siento como que estoy sola, como que no tengo nada en lo que apoyarme, como que no tengo a nadie en quien apoyarme. Y, lo peor de todo, es que no sé que hacer para remediarlo. No sé qué hacer para salir de este vacío en el que me he metido yo sola. A veces me dan ganas de morirme y ver cuánta gente llora por mi de verdad, a cuánta gente se la sudaba mi existencia. Pero ojalá todo fuera tan fácil como desaparecer y punto. Desaparecer un ratillo. Olvidarse de la gente y que la gente se olvide de ti. Ir a un universo paralelo en el que no tienes que preocuparte por nada. Ojalá todo fuera tan fácil.
¿Seré feliz? ¿En un futuro dices? No lo sé. No creo. O sí. ¿Quién sabe? Al fin y al cabo, solo soy una pequeña loca hablando sola.

viernes, 11 de enero de 2013

Queriendo olvidar pero sin parar de recordar.

Querida Gin-tonic, 
Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte, aunque sea tarde. De escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar, que no vas a recibir nunca, que como tú me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré. Mis sentimientos se pondrán a arder, y así el dolor, ¿cómo era?, ¿cómo decías tú? Ah, ya: así el dolor no se te queda tan dentro. Esta vez solo quiero ser claro, sería un imbécil si no gritara que me he equivocado, contigo, la he cagado pero bien, desde el principio. Que he intentado avanzar, sin apartar antes las cosas que me lo impedían, agarrado al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, que locura Gin. Empeñado en quedarme ahí. Me he ido a un lado y al otro, sin perdonar, sin perdonarme, sin avanzar. ¿Dónde está el secreto del futuro, Gin? Puede que esté en fijarse bien y en avanzar. Mirar más cerca, más, tan cerca que lo borroso se vuelve nítido, se vuelve claro. Hay que cosas que pasaron antes, mucho antes, no quiero esperar milagros, solo que las cosas pasen, o no, si, no, si, no, si, no... Ahora lo tendría claro, pero ahora ya no depende de mi, sino de ti. 
-H













Carta de H a Gin en Tengo Ganas de Ti.

lunes, 7 de enero de 2013

Sin pensar en nada.

Como un alma perdida buscando cobijo, vagabundear por las calles. Sin hacer nada, sin pensar en nada, tan solo contemplar el mundo. Sin querer entender, queriendo hacer todo aquello prohibido. Sentirse como un niño pequeño intentando robar una galleta. Pero no conseguir nada. No poder ser lo que quieres debido al miedo. Al miedo de no conseguir escapar una vez más. Al miedo de lo que opinen. ¿Quiénes? Todos, todos son los culpables de mi miedo, de mi miedo a volar, a ser libre, del miedo a equivocarse, todos...
Y, ¿por qué no? ¿Por qué no intentarlo una vez más? ¿Por qué no solo pensar que no hay nadie que te lo impida? Arriesgarse y saberlo. Pero da igual, solo dejarse llevar y sentirse bien, saborear esa victoria, esa galleta robada.


domingo, 6 de enero de 2013

Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños.

Mi abuela es la que más se merece la felicidad. Tiene varios hijos que lo único que hacen es darla disgustos, y no es justo. Ella que ha hecho crecer esta familia, ella que nos reúne todos los años en comidas familiares y que hace esos menús riquísimos, ella que se esfuerza en que seamos felices, que se preocupa cuando los nietos se aburren, que te cuenta sus historias de su padre cazador y que iba con él, ella que está muy unida a su hermana, que se encarga de ella, que la ayuda. Ella es la que menos se merece vivir en una familia tan egoísta como la mía. Hoy, ha venido y me ha dado un papelito en el que ponía lo siguiente:

"Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendas que todo llegue de inmediato. Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. ¡Lo que pasó, pasó! De ahora en adelante procura construir una vida nueva, dirigida hacia lo alto y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás. Haz como el sol, que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó. Solo contempla la meta y no veas lo difícil que es alcanzarla. Deja que el amor te toque y no te defiendas de él. Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso. Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo. Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros y de esas decisiones es de lo que trata la vida. Que este día sea el mejor de tu vida para alcanzar tus sueños."

Justo después, me ha dicho: 'Te doy esto para que te ayude en la vida.' Grande, abuela. Grande. A pesar de tus dolores típicos de anciana, a pesar de que nos eches de menos, a pesar de que estés triste, siempre me recibirás con una sonrisa y un abrazo; siempre te tomarás todas esas molestias en que coma algo; siempre te preocuparás por mi. Gracias abuela, no sabes cuánto te admiro.


Diario de una chica sin cobertura. (DÍA 3)

DÍA 3.
Nochevieja. Qué bien. Día del año en el que la gente finge desear felicidad y salud a los demás. Digo que 'finge', porque luego no les importará lo que nos ocurra ya que vivimos en una sociedad  egoísta. Aunque por otra parte es bonito: felicidad. Tan inalcanzable y lejos de todo. Tan buscada por cualquiera y encontrada por unos pocos afortunados. En el fondo, es bonito desear felicidad, si se desea sinceramente, claro está. Todo el mundo merece un cachito de felicidad en su vida. Una pequeña dosis diaria de felicidad a cada persona del mundo, haría de este un mundo mejor. Pero no, los que más la quieren, los que más se la merecen, los que más la necesitan, nunca la tendrán; y luego están los que creen que son felices, pero lo que de verdad sienten es un vacío por dentro."Siento un vacío que aunque sonría no sé como rellenarlo." Es así de injusto.

Año nuevo. Vida nueva. O eso suelen decir. Aunque suelen decir muchas cosas y no todas tan claras como parecen. Pero bueno, esperemos que no sea muy malo. 

Aunque la sonrisa de un niño, será siempre la más sincera.

sábado, 5 de enero de 2013

Diario de una chica sin cobertura. (DÍA 2)

DÍA 2.
Estos adultos intentan levantarnos pronto para hacer una visita a una cueva de por ahí. Estos adultos intentan que nos parezcamos a ellos. Digo 'intentan', porque no lo consiguen. Lo que no entienden es que los tiempos han cambiado. No nos entienden, o no los entendemos a ellos.

Las carreteras aquí todas presentan unas cuantas curvas. Suben y bajan y giran y giran. Me recuerdan a la vida, porque la vida no es una línea recta en la que te dan todo servido, en la que simplemente tienes que acelerar, sin cambiar de marchas, a tope hasta el final. No. La vida es una carretera asturiana, donde te esfuerzas mucho por conseguir algo, y justo después ves que aun te queda mucho por subir, con algún sitio llano o cuesta abajo. Tienes que hacer cambios de marchas continuamente, tienes que ir haciendo cambios en tu vida, no puede ser todo igual, no puede ser una rutina. Tienes que rectificar sobre el camino. Te marearas, te sentirás bien sintiendo el aire frío en la cara. Un poco de todo. De lo bueno y de lo malo.
Que tu vida sea buena o mala, todo depende de ti.

'Cause, there's always gonna be another mountain
I'm always gonna wanna make it move
Always gonna be an uphill battle
Sometimes I'm gonna have to lose.
But I gotta keep trying
Gotta keep my head held high.'


viernes, 4 de enero de 2013

Diario de una chica sin cobertura. (DÍA 1)

DÍA 1.
Acabo de llegar a este sitio al que algunos llaman 'naturaleza'. ¿Qué será eso? ¿Se come? Vivimos tanto tiempo encerrados en la ciudad que en el momento en el que somos realmente libres, nos sentimos encerrados. Y no solo nos sentimos encerrados, sentimos necesidad de coger un móvil o un ordenador para mirar internet. Internet, ¿qué tendrá eso que nos atrae tanto? Estamos encadenados a él, somos como sus esclavos, vivimos por y para internet.
Pues aquí me encuentro, en un pueblecito apartado de la sociedad, con ganas de volver al mundo electrónico cuanto antes. Porque en el fondo nos gusta sentirnos encerrados. Es adicción. Buscando un poco de cobertura como una loca, por una pequeña rayita de cobertura, daría lo que fuera. Y a eso nos dedicamos: a intentar volver a encerrarnos. Porque se está bien así, porque no es nada malo, es un pequeño vicio como otros muchos.


A veces siento como que nadie me escucha.

A veces siento como que nadie me escucha, como que a nadie le importo. Como si fuera una mota de polvo que revolotea por el aire. O como si fuera una piedra en el camino, una de esas con las que te tropiezas, a las que todo el mundo odia. Pero, si lo piensas, no tiene sentido. Todo el mundo odia a una simple piedrecita en el camino que no hace nada, no molesta, simplemente está ahí, tranquila.
La gente ve todo lo que hago mal, pero, sin embargo, nadie se fija en lo que hago bien. Parece que mis esfuerzos no sirven de nada, que de nada me sirve esforzarme por hacer algo bien, si después vienen a echarme en cara lo que hago mal.
Lo sé, no soy perfecta, ni tampoco lo espero. Tampoco lo espero de nadie, ya que, nadie lo es. Pero lo que sí esperan todos, es que estén a su misma altura, o eso creen. Que porque ellos no cometen ningún error, todos lo tienen que hacer igual. Y ése es el mayor error de todos. 
Respeto. Eso es lo que pido. Si vas a estar ahí, que no solo estés ahí para echarme en cara todo lo que hago mal. Me gustaría que la gente apreciase lo que hago, o por lo menos lo que intento hacer, pero, al parecer, espero demasiado del mundo.